barro de lodoso fondo,
ahuecado de ausencias
mi corazón te reclama.
Busca, en la sedosa parsimonia
de los tulipanes,
tu vientre de cristal
para fecundarlo en ilusiones,
y volver en vino y en panes
al retoño de la savia
que escondieron los leños.
Si me devolvieras la luz
y llenaras mis vacios de sueños,
te amaría sin mezquindades,
y aún reseco…
mientras espere el alba,
mis labios de arcilla beberán de tu boca
el aliento de tu alma.
Eduardo Albarracin
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