HOLA AMIG@

Amigo de las letras y de los sones que ellas encierran, agradezco tu presencia en esta sinfonía de palabras, que sólo enmudecen para escuchar tu silencio. El precioso silencio de quien disfruta de la lectura. Te dejo mis versos y mis cuentos, para que vayas despacio, hacia tu propio encuentro.

viernes, 26 de diciembre de 2014

FANTASIAS


Esta noche viene a mí,
esa suave tersura de tu mano
entrelazada a la mía junto al mar;
cuando caminábamos,
despreocupados,
mirando más allá del por venir.
Tus dedos dibujaban
los pájaros al atardecer
en mi palma estremecida de placer,
y una honda sensación de paz
impulsaba mi boca sobre tu boca
a beber la sal
que el viento dejaba al pasar.
Esta noche viene a mí,
esa loca aventura de soñar
caminando junto al mar.
Tal vez, alguna vez,
conozcamos de nuestras bocas
el sabor de la sal
y entrelacemos nuestras manos
cuando los pájaros vuelvan al atardecer.

sábado, 20 de diciembre de 2014

HOY


Hoy es un día para la poesía,
para esas palabras sin dueño, perdidas,
que nadie quiere recoger
tal vez porque las ven heridas.
Es que son palabras batalladoras,
de esas que a cada sílaba se juegan la vida;
y se desangran, se encojen, se estiran,
acaso sin saber o al menos suponer
que una alma en pena pueda leerlas.
Palabras que pueden decirte, por ejemplo,
que la tibieza de la tarde son tus ojos;
y que tu silencio es el arruyo de un pájaro dormido.
O tal vez, si fueran osadas,
dirían que en tus pechos
duerme la amapola que apacigua mis fantasías.
En fin, lindo día para la poesía,
siempre y cuando mi alma en pena
encuentre alguna palabra que le devuelva la vida.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

PARADOJA




Quizá un día
no encuentres agua en mi pozo;
será el día
en que la medida de todas las cosas
habrá colapsado en mi interior profundo.

Quizá yo no lo sepa,
 pero tu sed me pasará factura.

Quizá un día
no encuentres la lámpara encendida
al costado de mi cama;
será el día
en que todas las estrellas
habrán bebido mi mirada.

Quizá yo no lo sepa,
pero tu ceguera me pasará factura.

Quizá un día
cuando tu sed y mi agua,
tu ceguera y mi mirada
ya no sirvan para darnos la razón de estar juntos;
yo muera como un ciego sin remedio
y tu seas un oasis donde abreve mi pobre alma.