Invierno chato, de soles mezquinos,
arrebolados apenas entre las nubes;
no pudieron ocultar, sin embargo,
la luz serena de tu alma en la partida.
Fue en Agosto, un día cualquiera,
cuando la voz de las musas llamaron a tu puerta;
y en ese gesto tan tuyo, de generosa entrega,
dijiste, ¡vamos!, estoy preparada.
Ya dejé sobre la mesa, de mi humilde casa,
todos los versos y todas las cartas;
y también la pluma, en tinta escarlata mojada.
Dejé mi sangre, en testimonios de palabras.
¡Vamos! Estoy preparada.
La muerte no es óbice, es semilla plantada,
es simiente en surcos abiertos,
y espiga de amor en las manos de los que aman.
Siempre estaré presente, en esta, mi sala,
y en el recuerdo vivo de los amigos que dejo.
Mas no estén tristes, demasiado con el invierno.
Hagan florecer primaveras en la cultura de mi pueblo.
Eduardo Albarracín
Poema leído con motivo del día de la Cultura Friénse
14 de Agosto de 2010