El voraz incendio destruia sin piedad el inmenso bosque. Los árboles lloraban, no tan sólo sus propias penurias, sino el cruel destino de los pichones que esperaban en sus nidos el alimento de los picos maternos.
Todos los pájaros muertos, reducidos a nada, volaron en alas de los ángeles custodios hacia el cielo de los pájaros. Desde allí, cada mañana, cantan letanías aventado con sus alas las cenizas irrespetuosas del desprecio humnano.
Que no se te ocurra, los pájaros tienen alma de poeta, no los mates.
GRACIAS MILLZ POR COMPARTIR TU RECONOCIMIENTO SOBRE LA DEFENSA DE LA VIDA ANIMAL (ESCRIBIENDO LA VIDA) CON EL PRONTUARIO DEL POETA.
¡Lo mereces, poeta!
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