HOLA AMIG@

Amigo de las letras y de los sones que ellas encierran, agradezco tu presencia en esta sinfonía de palabras, que sólo enmudecen para escuchar tu silencio. El precioso silencio de quien disfruta de la lectura. Te dejo mis versos y mis cuentos, para que vayas despacio, hacia tu propio encuentro.

jueves, 18 de agosto de 2011

Visiones


El señor Cubero fue a visitar al oculista porque tenía problemas en el ojo.
El especialista, después de revisarlo, le dijo que lo suyo pasaba por otro lado, que era mejor consultara con un cardiólogo.
Cubero se quedó sorprendido, pero escuchó las sugerencias, por lo que fue a ver al médico.
El cardiólogo auscultó a Cubero, y le recomendó que se presentara  al  Sacerdote del Templo, pues el problema que detectaba era que tenía el corazón contrito.
Más confundido que preocupado, Cubero se dirigió al sacerdote para exponerle su problema, y este, después de escucharlo con minuciosa  atención, le dio el diagnóstico definitivo: El problema de Cubero era que tenía la paja del ojo ajeno.

Eduardo Albarracín

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