Lo vieron de lejos y se entusiamaron. No podían estar tan equivocados al esperar que alguien los escuchara.
Plañideros sus lamentos y algarabicos sus himnos a algún lugar tenían que llegar. Mansos y extasiados, vieron llegar a los poetas, que traín sus bodegas repletas de poemas encendidos en los pétalos de todas las flores, incluso de aquellas que no concían.
-Le daremos todo el oro -se dijeron- con tal que nos regalen sus versos, sus canciones y de sus labios, lo mejor de sus sonrisas.Ellos serán dioses y nosotros, desnudos y serviles, sus lazarillos.Y descendieron los poetas, espada en mano acechando los cuellos y del destello de sus ojos avaros, brotaba la llama de la codicia.
-No traemos flores -dijeron- y sus palabras en desconocido dialecto, sonó a amenaza y tocaron a silencio.
-Aquí comienza una nueva era -(después supimos que dijeron)- y el mar se tiñó de rojo y también rojas se volvieron las piedras.
No todo lo que brilla es oro, nos enseñaron y es cierto. Por algo debe ser que nos dejaron los espejos.
Eduardo Albarracín
¡Precioso!, sentido, ¿qué más? Una alegoría magnífica, Eduardo. Te felicito. Desde la calurosa Formosa (mañana partimos de regreso)te pido pases por mi Blog Escribiendo la vida, vayas a la página "Reconocimientos" y busques algo que en horas de la siesta de ayer, contando con un Internet formidable y un calor abrasador, elaboré, porque no podía demorar más el recibir, para luego poder transmitir. El domingo tenemos que llegar para poder votar. Un abrazo amigo. (Muy buena tu música)Comparto
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