HOLA AMIG@

Amigo de las letras y de los sones que ellas encierran, agradezco tu presencia en esta sinfonía de palabras, que sólo enmudecen para escuchar tu silencio. El precioso silencio de quien disfruta de la lectura. Te dejo mis versos y mis cuentos, para que vayas despacio, hacia tu propio encuentro.

domingo, 24 de abril de 2011

¡Albricias!



Hoy te vi, hermano, sufriente y acongojado,
cargando sobre tu hombro laxo y doliente,
el sombrío maderámen de la oscura muerte
que yo cultivé a la sombra de mi  pecado.

Cobarde y vil, como un zorro descubierto,
hui presuroso de tan patética  escena,
me dejé tragar por la soledad de mi pena
y  en la angustia lloré a mares mi desierto.

Y desde el oscuro y sucio escondrijo,
vi pasar rostros extraños y desencajados,
que  expresaban entre ayes desesperados
la suerte corrida por el tan mentado Hijo.

Así  supe por boca de esos peregrinos,
mientras regresaban  a mi tierra de Emaús,
que quien murió en el leño era un tal  Jesús
pagando de una vez todos mis desatinos.

Alba del  primer día, en pleno preparativo,
mientras piadosas mujeres iban al sepulcro,
un hortelano vestido de blanco muy pulcro,
les anunció en secreto que estaba vivo.

Aleluya, Aleluya, la muerte vencida
cayó de hinojos al  mismísimo infierno,
mas todo el cielo con su gozo sempiterno
celebraba, de las albricias, la más querida.

Eduardo Albarracín

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