La mano del hombre
dibuja destinos:
uno abajo, otro arriba,
en los extremos del camino.
Le pone vericuetos a la vida
y en cada recodo, una esperanza.
De la tierra es caminante;
y del viento, peregrino.
Entre huella y huella
va sembrando sueños;
y en sus sueños siempre tiene
la loca aventura de ser amante.
Tras sus pasos deja una estela
y en construcción, un recuerdo.
Recodos tiene la vida;
y sólo dos puntas el camino.
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