Ahora llueve.
Plácida tarde
mansa lluvia,
espejo fragmentado.
Lastima por fuera
sana por dentro,
polos contrapuestos
de luciérnagas ciegas.
Manos de madre
acariciando la frente
cuando la fiebre brota.
bálsamo de un beso
que acaricia
en la humedad del silencio
de una noche triste.
Ahora llueve.
Quizá mañana germinen
los huesos del duraznero
y vuelva a dar frutos,
pues la lluvia guarda
entre sus finas gotas,
el sutil secreto
de todos los milagros.
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