Hay un camino invisible
pegado a mis pies descalzos.
Ondula entre los árboles,
se trepa a los peñascos,
se detiene al pie de tu cama
y luego cruza al puerto carnal
de tus labios.
Se vuelve recto,
por momentos curvilíneo,
se bifurca por las manos,
desaparece entre la niebla
de tu aliento
y pasa el túnel de la noche
entre tus brazos.
Hay un camino invisible
pegado a mis pies
descalzos.
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