Hay agitación en el corazón de la tormenta.
Un centro que gira
alrededor del ojo
y una flecha de luz que se retuerce entre la furia.
Tus brazos hacen el milagro cuando sujetan mis caderas
mientras el vendaval de tu pecho que se arquea
me devuelve la razón perdida.
Ha llegado la hora de irse.
La calma solo es una parte de la locura.
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