Cuando llueva tu nombre
sobre la fina estela del alba,
y su lluvia de colores áureos
inunde el cielo de tu mirada,
sentiré la fruta, de tus labios cuajada,
inundar mi boca,
desbordar mi alma.
Será la vida, tantas veces soñada,
que acudirá a las orillas
de mi mar en calma,
a encallar las auroras
que pintaron las nostalgias
del ayer, cuando tu
no estabas.
Y en el eco marchito de las penas,
que entonces me asolaban,
clavaré el manifiesto de amor
que conquistó tus playas.
Qué buen final!! Clavar el manifiesto de amor que conquistó tus playas. Una metáfora exquisita.
ResponderEliminarUn Beso