Tensa calma…
expectativa y dudas
enlazadas en la trama secreta del miedo.
Amanecer del huerto
sombrío y cansado,
trémolo bajo los pies descalzos
que el silencio impone para caminarlo.
Vigilia mortificante,
que apura la noche buscando el alba,
y obliga a contener el grito
para no traicionar la esperanza.
¡No digas nada,
apaga la lumbre, aún falta!
ve en anuncio a proclamarlo
con voz certera, pero calma.
Los veré reunidos
allí donde ya saben,
no me toques ahora
que aún sangran mis manos
…Y en mis pies de caminante
todavía persiste el cansancio.
¡El Señor ha resucitado!
Ahora puedes gritarlo;
sobre las piedras quedaron las vendas
y bien doblado el sudario.
…Y sobre mi frente,
áspera de traiciones y pecados,
un frescor de aire nuevo…
¡Yo también he resucitado!
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