…Y rocé tu piel
para estremecer los pétalos
de tus pimpollos inconclusos
…Y un jardín abismal
de lúcidos espasmos
erizó la entraña de la rosa.
Acaricié con manos ávidas
de temblores las corolas,
para saciar de néctar
mi avaricia
…Y un eco perturbado
de silencios cómplices,
abrió un tajo en el vientre
del suspiro.
…Y manó la esencia
cobijada al abrigo del tiempo,
para dar el fruto
que cuajó tu simiente.
Extendí los brazos
para volverlos caricias,
y anidó en mi manos
con sus alas de pájaro.
para estremecer los pétalos
de tus pimpollos inconclusos
…Y un jardín abismal
de lúcidos espasmos
erizó la entraña de la rosa.
Acaricié con manos ávidas
de temblores las corolas,
para saciar de néctar
mi avaricia
…Y un eco perturbado
de silencios cómplices,
abrió un tajo en el vientre
del suspiro.
…Y manó la esencia
cobijada al abrigo del tiempo,
para dar el fruto
que cuajó tu simiente.
Extendí los brazos
para volverlos caricias,
y anidó en mi manos
con sus alas de pájaro.
Abrió un tajo en el vientre del suspiro...
ResponderEliminarMe mató ese verso...bello,suave,enriquece el espíritu.
Hermoso Eduardo,felicitado!!!.
Gracias Maricris.
ResponderEliminarOtra belleza de tus letras!!! Un abrazo, amigo
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