De repente cayó la noche y la luna, de un salto, apareció flotando en el cielo. El estrepitoso ruido sacudió las pasiones aletargadas y un volcán de ojos rojos, que centelleaba en las colinas, comenzó a vomitar su lujuria.
HOLA AMIG@
Amigo de las letras y de los sones que ellas encierran, agradezco tu presencia en esta sinfonía de palabras, que sólo enmudecen para escuchar tu silencio. El precioso silencio de quien disfruta de la lectura. Te dejo mis versos y mis cuentos, para que vayas despacio, hacia tu propio encuentro.
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Me ha encantado, Eduardo, y más si los lobos se reproducen en primavera. Todo un tinte rosa para un acto de la vida y su prolongación. Un abrazo, poeta.
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