Álgido golpeteo de duros caracteres
pegan inclementes en el blanco de la página,
y dedos sangrantes de inútiles esfuerzos
socaban surcos de palabras olvidadas.
Poemas de recia estirpe
soltando de los puertos sus amarras,
penetran en olas de espuma y viento
con su carga de palabras ahogadas.
Y en el crucero de los cuatro destinos,
Inciertos e implacables,
se abre camino entre la bruma de los siglos
una triste y casi ausente poemaria.
Tu nombre y mi nombre,
enrejados en epístolas indescifrables,
claman por la libertad negada
entre suspiros de amores y nostalgias.
Ven, en esta noche crucial y ámame,
como en otras horas me amaras,
y deja, deja que mi boca te recorra
recuperando la memoria de tu carne.
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