Con el alma en penumbras
te contemplé vanidad.
Espesura vetusta de horizontes pretéritos,
como copos de noche
apenas diluidos en tus ojos,
y en tu alma penumbrosa una queja de sombra.
Vanidad, tenaz y obsecuente
martirio de las flores abiertas
que en lluvia de pétalos desangran su esencia.
Nada perturba el filo de tu espada,
siempre afilada y certera
cortando las carnes en filones,
desgarrada y abierta,
en heridas que dejan al descubierto las miserias.
Vanidad, déjame ser, no me impidas serlo
que el ayer atenazante y oscuro
me devuelva la luz que me arrebató el escarnio.
Quiero contemplar el rostro de la mujer que amo
La vanidad---Para mi es un pecado peor que muchos que pululan alrededor.
ResponderEliminarEs creer que el mundo depende de nosotros,que somos únicos,que no hay otro igual.Ella corroe fibras interiores y se va apoderando de lo encontrado a su paso.
Ser vanidosos es no tener personalidad,es lo contrario de la humildad.Hay tanto para decir!M. bueno Eduardo