Desde lejos escucho
los pasos de la noche
que se acerca.
Ese collar de diamantes
que cruza el cielo
adorna su pecho ondulante
que se mece a cada paso,
mientras la tarde se aleja.
Así pasa cuando estás conmigo,
eres ese silueta que se ahonda
en el río de mí sangre,
para brotar por los ojos
en lenguas de fuego.
Ahora que la noche es nuestra
y cubre con su espesura
las caricias a tientas,
déjame beber de esa estrella
solitaria que palpita
en la luz que recorre tu garganta.